Noticias de la ciudad de San Bernardo, Partido de la Costa, Provincia de Buenos Aires, Argentina.

Sunday, January 18, 2009

San Bernardo, el paraíso de las playas colmadas


Las calles y balnearios de "La Verde" volvieron a estar ganados por las familias
SAN BERNARDO (Enviado especial, Facundo Bañez).-Es raro que en alguna playa de San Bernardo se puedan escuchar las olas o sentir de verdad la brisa del viento. En estas playas hay ruido, mucho ruido, y cualquiera de sus orillas céntricas parecen la calle 8 un viernes a la tarde. Los nenes corretean con baldes y palitas que ya no alcanzan para encontrar alguna almeja. Los grandes juegan a las cartas y se traen a la playa todo lo que las heladeritas portátiles les permiten: sandwiches, gaseosas, facturas, frutas. Y los chicos _siempre mayoría_ charlan en grupos, gritan, escuchan música a todo volumen, organizan la noche en algún boliche de la avenida San Bernardo -sólo los más chicos pasan por la Chiozza- y siguen parloteando a los gritos como si el verdadero propósito fuese que ese mar y su horizonte de agua tuviese que pasar desapercibido. Y todo parece estar en orden, desde las playas colmadas hasta las calles plagadas de eucaliptos, y donde los cálculos estiman en casi 100 mil el número de veraneantes, la gran mayoría platenses.Si bien el clima familiar que caracterizó a La Verde durante varios años se sigue manteniendo en algunos balnearios -sobre todo los más cercanos a La Lucila , hacia el norte, o a Mar de Ajó, siguiendo hacia el sur-, cualquiera puede estar seguro que si busca algo de tranquilidad frente al mar se encuentra en el lugar equivocado. En la playa, después del mediodía, la cumbia o el reggaetón de una radio a pilas se mezcla con una canción de Miranda o hasta con el recital de rock que ofrece una banda veraniega en algún parador. Los balnearios como Kohoutek o el Che Urí, los más céntricos, están que arden y a la gente parece encantarle. Se ven cabezas oxigenadas, pelos largos, gorritas con visera, rastas, cuerpos tatuados, vinchas de colores jamaiquinos, bermudas largas hasta la rodilla, camisetas de Estudiantes y de Gimnasia y hasta banderas que se clavan en la arena como si en realidad fueran sombrillas.En la playa, cerca del balneario que da a la avenida San Bernardo, sobresale un grupo de pibes que trajo a la playa hasta un redoblante, "¡Aguante La Loma !", gritan para identificarse. No tienen más de veinte años, pero sí una heladerita llena de cervezas y un equipo de música donde se escuchan hasta saturar las canciones de Callejeros. Por un instante, parece que siguen sacando cosas de los bolsos y de golpe aparece una corneta con sonido de cancha que avisa con estruendos que ellos están ahí. En estas playas hay clima de fiesta y a los más grandes ningún bochinche parece molestarles. "Los pibes se tienen que divertir y me parece bárbaro -dice Luisa Vilte, una platense que tiene casa en estas playas desde hace más de 25 años-. Mis hijos aprendieron a caminar en estas playas y hoy ya tienen 14 y 17 años. Este lugar es ideal para mi y para ellos. Todos tenemos algo para pasarla bien".Una simple recorrida por la Chiozza -la calle principal que de noche se convierte en peatonal- y alguna que otra charla entre las familias que ocupan la playa bastan para comprobar que las rutinas veraniegas no varían casi nada entre sombrilla y sombrilla: playa desde la mañana, viandas bajo la carpa o la sombrilla, partidos de tejo que se festejan también a los gritos, paleta, fútbol, truco y hasta dominó. El atardecer es el momento de los mates y los churros.Hace poco, un estudio realizado por la secretaría de Turismo del Partido de la Costa reveló que el 70% de la gente se queda en estas playas entre ocho y diez horas por día. Es que más allá de la movida nocturna, no caben dudas que la vida fuerte en esta ciudad pasa por las playas. En el mar se ven motos de agua, gomones, bananas. El municipio tiene profesores de gimnasia dispersos por los balnearios que organizan todo tipo de actividades deportivas. Incluso en las noches hay partidos de vóley y "chiringuitos" que venden melones ahuecados donde los jóvenes toman vino blanco con azúcar.Los adolescentes ganan aquí las playas y también las noches. La avenida San Bernardo es famosa por los boliches y los pubs, que concentran a 10 mil jóvenes por velada. Mientras, los papás hacen bingo, van a algún café de la Chiozza, al cine, al teatro, o se quedan en los patios de las casitas que alquilaron para seguir la charla después del asado.Pese a la sinfonía de voces, gritos y parlantes que se oyen en la playa, la Verde sigue siendo más allá de la avenida costanera un lugar donde es posible caminar sin chocarse con el otro. A diferencia de Pinamar, Villa Gesell o Mar del Plata, donde también es moneda corriente ver grupos de chicos solos, el movimiento en estas calles es mucho más relajado. Se lo ve en el tránsito: la costanera está lejos de saturarse de autos y camionetas cuatro por cuatro. Acá las distancias son cortas y la mayoría de los veraneantes prefiere manejarse a pie.

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